sábado, 11 de diciembre de 2010

CIEN AÑOS DE ARGUEDAS

Arguedas: Centenario vital




El 18 de enero próximo se cumplen cien años del nacimiento de José María Arguedas, el novelista que expresó la realidad profunda del Perú, sobre todo del universo quechua, y elaboró un mensaje en pro de la justicia y la transformación social. Por su obra, el autor de Los ríos profundos se ha convertido, junto con Túpac Amaru, José Carlos Mariátegui y César Vallejo, en instrumento y bandera de la voluntad de crear un Perú nuevo que no renuncie a sus raíces. No excluyo a Ciro Alegría de ese caudal histórico en movimiento.

La conciencia y el sentimiento de amplios sectores ciudadanos proponen por eso que el 2011 sea declarado Año del Centenario de José María Arguedas.

En la región andina, sobre todo en el sur, esa demanda es ya una corriente poderosa y creciente. En particular en Andahuaylas, Apurímac, tierra natal del narrador, poeta y científico social. Información enviada a mi correo señala que los andahuailinos preparan para el miércoles 1 de diciembre una marcha que enarbola esa reivindicación.

Ojalá que el sectarismo y la miopía oficial no se opongan a ese proyecto. No puedo olvidar que en vísperas de 1992, cuando se iba a cumplir un siglo del nacimiento de César Vallejo -quien, con Rubén Darío y Pablo Neruda constituye la cumbre de la poesía latinoamericana-, representantes ilustres de la cultura peruana acudieron a Palacio a solicitar de Alberto Fujimori que el año citado fuera declarado Año del Centenario de César Vallejo.

El animal, perdón, quise decir el presidente, contestó con ira: “¡Yo no voy a rendir homenaje a ese comunista!”.

En su ¿Último diario?, Arguedas escribió el 20 de agosto de 1969, en Santiago de Chile:

“Quizá conmigo empieza a cerrarse un ciclo y a abrirse otro en el Perú y lo que él representa: se cierra el de la calandria consoladora, del azote, del arrieraje, del odio impotente, de los fúnebres ‘alzamientos’, del temor a Dios y del predominio de ese Dios y sus protegidos, sus fabricantes; se abre el de la luz y de la fuerza liberadora invencible del hombre de Vietnam, el de la calandria de fuego, el del dios liberador, Aquel que se reintegra. Vallejo era el principio y el fin.”

Algunos han querido ver en esas líneas un anuncio de la “guerra popular”. No saben que en 1966 en la serie Perú Vivo editada por Juan Mejía Baca Arguedas había expresado su ideal de un Perú reintegrado -el Perú integral que ansiaba Mariátegui-, que ya entonces Arguedas creía posible y hasta próximo. Lo dijo así:

“Al hacer esta especie de examen de conciencia, me doy cuenta que hice cuanto me fue posible por contribuir a alcanzar el gran ideal que ahora está bastante próximo: la integración del país que estaba, y aún está, desarticulado.”

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