domingo, 13 de diciembre de 2009

No se arañen por Porter


Economistas, periodistas, empresarios, “maileros” (los que mandan cadenas por correo electrónico) y algunos bloggeros (los que publican blogs) han hablado mucho sobre Michael Porter. El llamado “gurú de la competitividad” hizo críticas severas al manejo económico en el Perú.
El presidente García, finalmente, ha lanzado sus dardos contra el consultor. Ha dicho que no debemos aceptar lecciones de personas que no conocen el Perú.
El Presidente se equivoca. Hay que aceptar lecciones de quienes las puedan dar. Porter no conoce en detalle la economía peruana, pero sabe mucho, mucho, pero mucho más de economía que el presidente García.
¿Se puede ser eficiente en política si se sabe poco del Perú? No. ¿Se puede manejar la economía si se sabe poco de economía? Tampoco.
Lo que dijo Porter ya lo sabemos: hay que mejorar la educación, el sistema de salud, las carreteras. La desigualdad económica y cultural atenta contra el desarrollo, así como la corrupción y el mercantilismo.
No hay una política de reforma del Estado y, en realidad, la política económica consiste en anclarse al desarrollo de países como China y Brasil. Porter dijo que vivimos una ilusión exportadora, y es cierto, en buena parte.
No hay ningún cambio en nuestra preparación para competir. Descansamos sobre la ola del comercio mundial. No hay que ser Porter para darse cuenta de ello. No hay que ser Porter para reconocer que el esquema es vulnerable. Entonces, ¿por qué arañarse?
“Arañarse” quiere decir, en el habla popular, hacerse el ofendido, el herido (el arañado). Significa rasgarse las vestiduras, actuar con exageración. Indica exceso de sensibilidad o sensibilidad del tipo femenino.
Dice el presidente García que el error de Porter es dar la misma lección en todos los países. ¡Pero si de eso se trata! Porter cree que todos los países se rigen por las leyes básicas de la economía. Porter cree que todos los países deben buscar ser competitivos.
¿Por qué excluir al Perú de las leyes básicas de la economía? ¿Acaso en el Perú no funciona eso que llaman “la ley de la oferta y la demanda”, por ejemplo?
¿Acaso la productividad en el Perú es alta? Es baja, bajísima, como lo destacó Porter. Y si mejoramos la productividad, mejoramos la economía, como sugiere Porter.
¿Por qué arañarse, entonces, por Porter? ¿Acaso solo aceptamos la propaganda? La intolerancia y el exceso de sensibilidad no favorecen el entendimiento. Sin entendimiento no hay cómo enfrentar el futuro del país.

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