domingo, 13 de diciembre de 2009

Salvemos la naranja Huando

“A un sol el kilo de naranjas Huando”, “las verdaderas naranjas Huando”, “lleve, caserita”, repite insistentemente un vendedor de frutas por las calles de Huaral, cerca de la hacienda Huando. Al probar aquellas naranjas, una se pregunta inevitablemente: ¿Qué pasó con aquellas naranjas sin pepa Huando, suculentas y jugosas, que eran un manjar hasta para el paladar más exquisito? ¿Por qué han desaparecido del mercado? ¿Qué ha pasado con Huando?

El poblado de Huando se encuentra a cinco minutos de la ciudad de Huaral, provincia del mismo nombre, a dos horas de viaje al norte de Lima. Cuenta con una avenida principal rodeada de casitas sencillas. Al final de la pista, una curva indica que acabó el camino en auto y empieza la zona agrícola.

La primera información que recibimos es desoladora. La producción de las naranjas sin pepa ha caído casi al punto de desaparecer. Hoy sólo se produce un cinco por ciento en comparación con los buenos tiempos, cuando la producción superaba las cien mil toneladas para exportación, allá por los años 50. En la actualidad, a duras penas llega a cinco mil kilos para consumo local y una pequeña parte para su comercialización en el norte del país.

La ex hacienda Huando ha cambiado en las últimas décadas. De ser una plantación privada de naranjas sin pepa, en 1969, por la Reforma Agraria, pasó a ser Cooperativa Agraria de Producción (CAP-Huando), la cual mantuvo la producción, pero luego fue dividida en parcelas con resultados no esperados, según informan los lugareños.

Hoy, a diecisiete años de la parcelación los terrenos, fomentada para favorecer la actividad privada y acabar con el cooperativismo, muchos de los parcelarios no tienen naranjas, lo que hay son pequeños sembríos de maíz, otros de ají, algunos pimientos, también hay fresas (con el novedoso sistema de goteo). Una gran parte de los terrenos, para asombro nuestro, están secos, abandonados.

La parcela de don Eugenio Claros Celestino, uno de los pocos agricultores que continúan con el cultivo de las verdaderas naranjas sin pepa, se ve tan bien que una piensa que esto puede salvar la tradición. “Nosotros queremos volver a lo que éramos antes, pero es muy costoso producir las naranjas Huando sin pepa”. Dice que, al igual que él, son veinte los parcelarios que continúan sacrificadamente con la producción del famoso cítrico.

“Cultivar las verdaderas naranjas Huando es caro, insiste. Los costos son elevados. Los precios de los fertilizantes son altísimos. Continuamos con la producción del cítrico por no perder la tradición”, nos asegura.

Elena De la Cruz Inga
Colaboradora- Huaral

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