jueves, 29 de julio de 2010

CORRUPCION TEMA AUSENTE

Por: Cecilia Blondet*
Un presidente seguro y complacido por su obra nos entregó esta mañana un discurso bien hablado, pero poco estructurado y efectista. Una mezcla desordenada de balance de fin de período con una incompleta rendición de cuentas del último año, y un conjunto de promesas para el 2011 y el bicentenario, configuran las partes del mensaje de García. Haciendo referencia a las 130 mil obras, en todos los ámbitos de la actividad pública, mostró logros importantes en el terreno macroeconómico; y en el de la inversión pública y privada planteó algunas autocríticas y otras novedades en el campo de los programas sociales. Se refirió a cuatro reformas sobre las que, de manera desigual, se han dado avances destacables.
Se explayó sobre la importante inversión en infraestructura, como una pensada política para salir de la crisis, y explicó con acierto las razones por las cuales años atrás, debido a las condiciones del país, se aceptó un contrato para explotar y comercializar el gas, y hoy, en un nuevo contexto, a pesar de las dificultades, es preciso y posible renegociar el precio de venta para salvaguardar los intereses de los usuarios nacionales.
Un discurso enfático en las obras realizadas que nos plantea un Perú pujante, bastante alejado de la realidad nacional. En mi opinión, el balance presentado es grandilocuente e incompleto.
En primer lugar, la gran reforma del Estado democrático que viene con transparencia, rendición de cuentas, fortalecimiento del sistema de control y una burocracia neutral y bien calificada que accede a la administración pública por sus conocimientos y su honestidad, aún sigue pendiente luego de cuatro años de gobierno. No escuchamos una autocrítica que nos diga por qué a los presidentes, una vez en el poder, les pesa realizar las reformas institucionales urgentes.
Una segunda ausencia es el tema de la corrupción. Nos dice que es difícil de erradicar por el número de empleados públicos, porque hay muchos lobbistas o porque no se llega a aplicar las penas con severidad. Ese es un problema muy serio, señor presidente, y hay que indignarse, no resignarse para lograr cambios reales.
Finalmente, no me queda claro si el presidente se cree todo lo que dice y, por lo tanto, piensa que efectivamente desapareció el analfabetismo en Loreto, en Ucayali y en otras seis regiones del país, o si se aprendió el libreto y es capaz de mostrarnos las cientos de miles de obras aún sabiendo que la mitad puede ser un arreglo estadístico o, en el mejor de los casos, un conjunto de buenas intenciones que el director le da al gerente, el gerente al ministro y este al presidente como resultado de una gestión fallida.
Sería formidable que el 40% de las mujeres de Paruro, de Quispicanchis o de Grau y Cutervo sepan leer y escribir el 2011, como ya sucede con las mujeres de Loreto, Ucayali y otras mujeres rurales del Perú. Yo también quisiera creer, pero no le creo.
(*) Directora ejecutiva de Pro Ética

No hay comentarios:

Publicar un comentario