domingo, 25 de julio de 2010

LA CIUDAD DE CARAL

Por: Ruth Shady
Hace unos doce mil años al iniciarse el poblamiento del Perú, los grupos humanos se distribuyeron por nuestro territorio atravesado por la accidentada cordillera de los Andes, con su diversidad de climas, zonas ecológicas y recursos. Los habitantes de los llanos costeros subsistieron de la pesca y recolección de plantas, mientras quienes ocuparon los valles y quebradas recurrieron a la caza y la recolección.
Alrededor de diez mil años atrás, los cambios climáticos impactaron sobre los recursos y la relación de los pobladores con el medio natural se modificó: cultivaron plantas y se asentaron de modo más permanente. Es interesante constatar los diferentes procesos de acondicionamiento según las particularidades de cada lugar. En esta etapa se inició la intervención para obtener gran variedad de productos vegetales y se configuraron los diferentes modos de vida.
El aylluLas condiciones geográficas llevaron a los pobladores a afrontar el reto de la supervivencia. Comprendieron que lograrla pasaba por un esfuerzo conjunto y de organización colectiva, cuyo liderazgo fue asumido por los representantes de los linajes o ayllus. El ayllu fue la célula social básica, desde que se formó el primer Estado y continuaría en el imperio Inca, sosteniendo a lo largo del tiempo, cada sistema social y político de poblaciones con diversos modos de vida.
Llegar a la ciudadHace siete mil años los ayllus se congregaron en aldeas. Hacia los cinco mil años, la combinación de organización social y política ayllu-Estado se concretó por primera vez en la zona norcentral peruana por la interacción e intercambio entre sociedades que ocupaban el espacio entre el río Santa y Chancay (unos 400 Km de norte a sur), y entre el litoral Pacífico y la Amazonía (unos 300 Km de oeste a este). Estos grupos sociales formaron además pueblos y ciudades con sus respectivas autoridades sociales, religiosas y políticas. Así se generaron las condiciones para la formación de la civilización y el Estado.
Caral la primeraLas evidencias indican que Caral es comparable con centros de civilización tan antiguos como Mesopotamia y Egipto. A diferencia de éstos —que mantuvieron contactos e intercambiaron bienes y conocimientos—, la civilización Caral se desarrolló aisladamente de otras poblaciones contemporáneas de América que alcanzarían el estadio de civilización recién 1.500 años después.
Distintiva de la civilización Caral fue la fortaleza de su organización social, como un tejido de urdiembres y trama constituido por los ayllus y el Estado, mientras la religión mantuvo la cohesión social y permitió ejercer la coerción. Se destaca, también, el manejo interregional de los recursos mediante intercambio; la igualdad de género y el acceso de la mujer al manejo social y político religioso; la disponibilidad de excedentes productivos para el soporte de especialistas dedicados a múltiples actividades; la ausencia de murallas alrededor de los centros urbanos, de armas y militares; la importancia de la astronomía y el contraste entre el espacio terrestre habitado por los humanos y el espacio sideral, recinto de los dioses, según su cosmovisión, entre otras.
Organización y jerarquíaEl precoz desarrollo de la civilización Caral se debió a la complementariedad económica agro-pesquera (la anchoveta y el algodón recibieron especial atención); la organización colectiva y articulada de autoridades sociales y políticas; el trabajo de especialistas en la producción de conocimientos y el intercambio interregional. Todo ello dinamizó el proceso. El espacio urbano tuvo una arquitectura monumental, extensa y compleja (como la propia Caral) donde vivieron las autoridades que conducían a una población organizada colectivamente: campesinos, pescadores, servidores y a la élite —que producía conocimientos y aplicaba nuevas tecnologías para edificaciones, canales, terrazas de cultivo, mejoramiento de especies cultivadas, predicción del clima, etc—. Hubo una jerarquía de asentamientos de diferente tamaño y complejidad distribuida por secciones del valle de Supe, cada uno con sus respectivas autoridades integradas al sistema sociopolítico. El gobierno central, sustentado en la religión, garantizaba la reproducción del sistema por la intermediación del grupo social al que representaba y los seres divinos.
Prestigio y origenCaral y otros 19 asentamientos de la cuenca del río Supe, así como los ubicados en los valles vecinos y las poblaciones que integraron su esfera de interacción en el área norcentral, alcanzaron gran prestigio en el mundo andino que perduró por más de mil años. Un conjunto de innovaciones de la civilización Caral fue incorporado progresivamente por las sociedades de otras áreas del Perú. Entre las contribuciones de Caral cabe señalar la organización colectiva y la estructura dual, el trazado de geoglifos y líneas o la ubicación de monolitos relacionados con la astronomía y ceremonias rituales, que fueron replicadas a través del tiempo, como lo demuestran los geoglifos de Palpa o las pampas de Nasca (que datan de 2.000 y 3.300 años después), o el registro codificado de la información en cuerdas y nudos (quipu); la construcción de edificios monumentales para organizar y cohesionar al colectivo social en torno a símbolos compartidos —como hornacinas o puertas de doble jamba, entre otros— con continuidad hasta el imperio Inca (4.400 años después de Caral). Una lengua pre-proto quechua ha sido vinculada con la civilización Caral. Este idioma alcanzaría amplia distribución en el mundo andino como lengua franca. Fue asumida en el Estado Inca no siendo su propio idioma.

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