Siempre los seres humanos se han preguntado ¿qué hay más allá de muerte? Las respuestas son diversas y varían de acuerdo a creencias religiosas, principios filosóficos, a la cosmovisión, a una visión ácrata y agnóstica. Se trata de un tema tan antiguo como el ser humano y se afirma que cuando alguien nace, viene acompañado de su propia muerte.
Pero Luis Millones ha indagado en pueblos y zonas, donde hay una marcada cosmovisión y una ideología creada para soportar el significado de la muerte. Así por ejemplo, en Carhuahuarán (Ayacucho), después de la muerte, el Infierno era un lugar para terratenientes, donde tenían que pagar los abusos.
Pero a partir de 1980, con la presencia de la violencia política, el Infierno abre sus puertas para los asesinos. Ahora, el narcotráfico hace que el Infierno se ubique en la Amazonía, específicamente en los cocales.
En el desierto del norte, se cree que irán al Infierno quienes no sean atendidos con ritos y medicina de maestros curanderos. Así, la idea de la muerte se recrea frente a la orfandad cósmica y alimenta a distintas formas de imaginar la eternidad.
“Todas las sociedades del mundo – dice Millones- han reflexionado sobre lo que sucede después de la muerte. Las que poblaron los Andes han debido tener una enorme riqueza imaginativa cuyos testimonios iconográficos nos alumbran. También ponen en evidencia lo poco que sabemos acerca de ellas, dado que no hemos podido descubrir los instrumentos de comunicación no verbal. Nuestra información sobre su cultura religiosa proviene íntegramente de quienes se encargaron de destruirla, o bien, tardíamente de mestizos o indígenas conversos (Juan Santa Cruz Pachacuti, Felipe Guamán Poma de Ayala, Garcilaso de la Vega o el misterioso autor del manuscrito de Huarochirí)”.
Por esa razón, los libros de Millones se caracterizan por ser trabajos de campo y sus significativos aportes etnográficos son coherentes, novedosos. Provienen de un largo como inteligente proceso de investigación, de una observación participante alejada de citas bibliográficas que aburren al lector y sin duda, le quitan la convincente magia de la palabra y fluidez del conocimiento.
domingo, 19 de septiembre de 2010
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