domingo, 19 de septiembre de 2010

Más de lo mismo

Por Martín Tanaka
La última semana parece confirmar el lugar común de que la política en el Perú está siempre llena de novedades y sobresaltos: empezamos con las discusiones sobre el DL 1097 y los pedidos de miembros del Grupo Colina para acogerse a sus beneficios; la carta de Mario Vargas Llosa renunciando a la presidencia del Museo de la Memoria; el cambio de ministros y el pedido de derogatoria, por parte del propio Ejecutivo, del 1097, aprobado por el Congreso; las protestas en Espinar, que dejaron un muerto y muchos heridos; los audios ilícitos con conversaciones de Lourdes Flores, propalados entusiastamente por los medios; y el debate entre los candidatos a la alcaldía de Lima. Sin embargo, los sucesos de esta semana me dejan la sensación de un déjà vu (más de lo mismo): más bien me parece que no avanzamos, seguimos en lo mismo.
Confirmamos que tenemos a un presidente que sigue dentro de la orientación estratégica de sus artículos del “Perro del hortelano”, pero que en lo táctico reparte el poder para generar orientaciones diversas y equilibrios que lo ponen a él como decisor en última instancia. Nombró a Rey en Defensa, pero también a García Toma en Justicia. Rey avanzó en la dirección que todos conocemos, y García Toma falló en no enfrentársele con la suficiente decisión, haciendo explícitas las nefastas implicancias de los decretos cuestionados, que terminaron siendo aprobados.
El 1097 generó un escándalo nacional e internacional, y el presidente no se hizo problema en derogarlo y sacrificar a Rey en el camino; adelantó un recambio ministerial, en el que se confirma que no existe una política de seguridad o de defensa (de paso, se siguen sin atender las demandas justas que tienen policías y militares, subordinadas a la agenda de los violadores de DDHH).
Por otro lado, la vuelta al Consejo de Ministros de Benavides (ahora en Economía) y Fernández (en Justicia), precisamente en los días en que ciudadanos de Espinar protestan contra el proyecto Majes-Siguas II, revela que el gobierno no parece haber asimilado las lecciones de Bagua. El primero fue protagonista en la elaboración y la segunda en la defensa de los DL derogados después de los sucesos de Bagua, tragedia resultado de una acción estatal que no valora la consulta, el diálogo, la búsqueda de consensos y alianzas con la población afectada por los grandes proyectos de inversión. Hoy se pretende imponer un proyecto de irrigación sin haberse concluido estudios de impacto ambiental y de balance hídrico que garanticen a la población que su acceso al agua no se verá afectado.
Más de lo mismo también porque seguimos en un escenario en el que diversas mafias dedicadas al espionaje imponen los temas de la agenda política según su conveniencia (desde los petroaudios hasta hoy), desplazando los temas relevantes, y que son seguidos por los medios y los actores políticos según sus intereses de corto plazo.

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