El caso de Adolfo Carhuallanqui Porras, alias César Cataño, sigue invadiendo el campo de aterrizaje de la política. Ahora que el fiscal Penal de Tacna, Pedro Pérez Gratelly, ha formalizado contra Cataño denuncia por lavado de dinero de la droga, surge la posibilidad de que Lourdes Flores, la lideresa del PPC, sea citada durante la investigación preparatoria respecto a Peruvian Airlines.
Como es sabido, la doctora Flores fue presidenta del directorio de esa empresa de Cataño.
La Procuradora AntiDrogas Sonia Medina informó ayer que si las autoridades judiciales de Tacna deciden investigar la aerolínea de Cataño, todas las personas vinculadas con ésta deberán ser citadas.
“Durante esta etapa de investigación preparatoria, que es prácticamente la etapa formal a nivel judicial, va a tener que implicarse a cuanta persona resulte vinculada a las personas jurídicas que no han sido investigadas”, declaró la Procuradora Medina a Ideeleradio. Entre tales personas figura Peruvian Airlines.
La magistrada precisó que por el momento no aludía a Lourdes Flores. Pero insistió en que la investigación debe llevarse adelante, comprendiendo a todos los involucrados.
El drama ha empezado. En el PPC deben de estar preocupados no sólo por lo que pueda ocurrir con Lourdes Flores en la investigación, sino también porque hay otros pepecistas que pueden resultar comprometidos. No olvidar que Cataño también fue pepecista, pero se apartó de la militancia cuando consideró que, desatado el escándalo, podía dañar al partido.
Ayer, la revista Caretas informó de cómo la corporación de Cataño, que en Ate Vitarte tiene un depósito de carcochas importadas, ha hecho desaparecer casi todos los vehículos. Habría que ver qué pasa con los aviones de Peruvian Airlines.
La paradoja es que la doctora Flores colocó su reciente campaña por la alcaldía de Lima bajo la bandera de lucha contra la corrupción. Si se comprobara que en la aerolínea sospechosa fue algo más que socia y presidenta, eso podría ser un golpe brutal para su prestigio personal y el de su partido.
El daño colateral podría recaer sobre la alianza con Solidaridad Nacional que el PPC gestiona. El golpe moral y político debe de estar ya en los cálculos y tribulaciones de los dirigentes de los dos aliados potenciales.
Claro que pueden darse presiones políticas para que la investigación judicial encubra algunos hechos y personajes. Por eso mismo, la opinión pública y los órganos judiciales deben vigilar el proceso.
Una moraleja es, como lo hemos expresado antes en esta columna, que los políticos deben ser muy cuidadosos con sus vínculos. El PPC, cuya cúpula se compone casi exclusivamente de abogados de grandes empresas, tiene allí una fuente de compromisos non sanctos, poco populares y nada cristianos.
CESAR LRVANO
sábado, 20 de noviembre de 2010
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