Blanca Torres: mujer cientifica seguidora de Marie Curie
.Escribe Modesto Montoya
Blanquita Torres estudió en el Colegio Fiscal 437, en el Divino Maestro de Lima y en la Universidad San Marcos. Postuló a la carrera de medicina por insistencia de su padre, pero finalmente ella estudió ingeniería química, por su cercanía con la bioquímica y la biología. Las materias que la atraían fueron la termodinámica y la fisicoquímica.
Su tesis “La concentración de Molibdenita” la desarrolló en la Universidad Nacional de Ingeniería (UNI) en el departamento de Minería y Geología. Fue alumna del Dr. Pons Musso, un profesor de físico química muy didáctico.
La pasión por la química la ayudó a vencer el temor por la altura. Apenas terminó la carrera, gracias a sus conocimientos de inglés y de instrumentación, ganó una plaza para trabajar en La Oroya. A pesar que extrañaba a su familia, el hecho de estar en el mejor laboratorio de toda Latino América (En esos tiempos La Oroya tenía ya equipos de absorción atómica, espectrometría de emisión (PIXE), difracción y emisión de rayos X y toda la parte de analítica convencional.
Además la organización era muy buena; comparándola términos actuales se podría decir que cumplían con el sistema de calidad) se quedó trabajando en La Oroya 11 años, al final de los cuales fue en la Gerencia de Investigaciones.
La científica no dejó de ser mujer. Se casó con Max Medina (ingeniero mecánico) con tuvo una hija, por cuyos estudios decidió “bajar” a Lima.
Como experta en instrumentación que era, ganó fácil una plaza en el Instituto Peruano de Energía Nuclear (IPEN). Allí trabajó analizando las muestras de materiales radiactivos, cuando el IPEN hacía prospección de uranio en Puno. Trabajó 14 años con técnicas que no necesitaban reactor nuclear.
En los años 90 fueron cerrados todos los grupos de uranio en la mayoría de los países por la baja de los precios del uranio. Blanca Torres fue destacada al Centro Nuclear de Huarangal, donde rápido aprendió nuevas técnicas, las técnicas nucleares: análisis por activación neutrónica.
Reconoce que le fue difícil. Tuvo que aprender todo de nuevo, empezando por el uso de la computadora. Supo lo que era la competencia con los jóvenes. Tuvo que aprender autodidácticamente los sistemas automatizados y computarizados.
La Ing. Torres, se interesó en el medio ambiente, ya que en La Oroya también trabajaba con metales muy nocivos como arsénico, anhídrido sulfuroso, plomo. Ella observa que las cosas han empeorado para el medio ambiente, no solamente en La Oroya, sino en otros centros mineros. Descubrió que la técnica de activación neutrónica es una herramienta poderosa justamente para el análisis de sustancias tóxicas y nutrientes en diferentes matrices.
Blanca Torres es, además, una superviviente de los accidentes en la Carretera Central. Cuando el auto en el que una vez viajaba se desbarrancó en Casapalca, rodó 100 metros hacia el río, hubieron varios murieron; ella sobrevivió.
Hoy, Blanca Torres ha dejado el IPEN. Luego de unos cuarenta años dedicados al análisis químico en proyectos fundamentales para el desarrollo del Perú, tiene un merecido descanso. Aunque ella, a decir verdad, no descansa. Nos envía continuamente mensajes que nos animan a seguir bregando por la ciencia y la tecnología en el país.
Su mensaje: “Nuestro país necesita el trabajo de todos, por lo que se debe trabajar en equipo. Uniendo diferentes especialidades, se puede realizar proyectos innovadores y desarrollar nuevas técnicas para poner a disposición del país”.
domingo, 1 de mayo de 2011
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