Perspectivas de la energia nuclear a 25 años de Chernobil
.Por Modesto Montoya (*)
Por una increíble serie de errores de operación, en Chernóbil, la madrugada del 26 de abril de 1986 se produjo una explosión química en un reactor nuclear, lo que liberó material radiactivo al ambiente y, por acción de viento, en menor o mayor grado, contaminó con isótopos radiactivos los países de Europa Occidental y Oriental.
Luego de un cuarto de siglo, medio centenar de muertes ha sido atribuido al accidente nuclear de Chernóbil, la mayor parte conformada por trabajadores del servicio de emergencia, los que atendieron el problema inmediatamente después de la explosión. Como consecuencia del accidente, aumentó la tasa de suicidios y de muertes violentas entre los bomberos, policías y otros obreros que tuvieron que ver directamente con la recuperación del sitio.
El daño también ha sido sobre el medio ambiente, sobre unos 150 000 kilómetros cuadrados alrededor de Chernóbil. En otros países, como Francia, mucho se temió los efectos del accidente, pero la dosis recibida no fue significativamente diferente a la dosis natural.
Como consecuencia del accidente de Chernóbil, se frenó la construcción de plantas nucleares. Sin embargo, los precios elevados del crudo y del gas natural, la contaminación, el calentamiento global producido por los combustibles fósiles, la necesidad de diversificación de fuentes energéticas y la autonomía de otros países, hicieron regresar el interés por los reactores nucleares.
Hoy en día, en el mundo se tiene operando unos 439 reactores, con una potencia eléctrica de 375 085 megavatios. Se está construyendo 62 reactores y 158 están en planificación.
El mayor problema para la humanidad es el incremento de la emisión de dióxido de carbono. Para evitarlo, la energía nuclear es la mayor alternativa. Sólo en Europa, con las centrales nucleares se evita la emisión de cerca de mil millones de toneladas anuales de dióxido de carbono.
Según la Agencia Internacional de Energía (AIE), el abastecimiento mundial de energía pasó de 6 115 Mtep (millones de toneladas equivalentes de petróleo), en 1973, a 12 267 Mtep, en 2008. Entre esos años, la componente nuclear pasó de 0,9% a 5,8%, el componente de carbón (el más contaminante) pasó de 24,5% a 27,9%, y el componente otros (que incluye geotermia, solar, eólica, etc.) pasó de 0,1% a 0,7%.
En cuanto a la emisión del dióxido carbono, responsable principal del cambio climático, se ha pasado de 15 643 Mt (millones de toneladas), en 1973, a 29 381 Mt, en 2008. De esas emisiones, entre esos años, la componente proveniente del carbón ha pasado de 34,9 a 42,9%, respectivamente.
A pesar de lo anterior, los eventos de Fukushima, producido por un terremoto en Japón, han vuelto a poner en el debate público el desarrollo de la energía nuclear. Sin embargo, las necesidades energéticas y el cambio climático (fenómeno que ha causado innumerables víctimas), sin lugar a dudas, nos volverán a convencer que, si queremos mejorar el nivel de vida de los miles de millones de seres humano que viven en pobreza, tenemos que desarrollar la energía nuclear en el mundo.
Según la Agencia Internacional de la Energía (IEA), la demanda energética del mundo en 2030 aumentará en 60% de la actual, la que será cubierta en un 80% con petróleo, gas y carbón. Esto elevará en un 50% las emisiones de gases invernadero.
En nuestro país, la mayor parte de los 60 mil megavatios de potencial hidroeléctrico se encuentra en la cuenca del Amazonas, lejos de los mayores centros de producción, ubicados en la Costa, lo que significa altos costos de transporte. Además, la variabilidad climatológica ya nos ha mostrado, en años pasados, la fragilidad del sistema. Una central nuclear no tiene problemas de ese tipo, se construye donde se necesita la energía.
El 26 de abril del 2011, se llevará a cabo una conferencia de conmemoración del accidente de Chernobil y de las perspectivas de la energía nuclear. Los interesados deben enviar sus datos a webmaster@cienciaperu.org
domingo, 1 de mayo de 2011
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