> El papel de la elite
.Por Antonio Zapata
He escuchado con atención los argumentos de personas inteligentes y bien educadas que piensan votar por Keiko Fujimori. Vengo tratando de entender su punto de vista e integrarlo a una visión sobre la elite peruana. Porque, efectivamente, son parte de ella y expresan a sus sectores pensantes, cuya responsabilidad es orientar a los conductores políticos. A la luz de su razonamiento, parecen haber abdicado de sus funciones y se han dedicado a racionalizar intereses y excitar patologías.
El primer argumento que emplean es económico. Escucho que Keiko es garantía de continuidad de un modelo de crecimiento que viene rindiendo buenos resultados. Pero ellos mismos saben que el modelo no significa éxitos para todos. Si así fuera, Humala habría descendido su votación del 2006, y más bien la ha acrecentado. Medio país quiere cambios y la elite carece de disposición al menor sacrificio. Con ello, se expone a un elevado conflicto social, además de tensión política. En suma, por evitar el cambio se exponen a un estallido. Ya tuvimos a Sendero Luminoso y no han aprendido, pretenden continuar para siempre con el cholo barato.
El segundo elemento de su razonamiento es político. La elite pro fujimorista sostiene que Keiko dejará el poder en cinco años y que no hay peligro de gobierno cívico militar. En realidad, significa eludir la importancia del personal político que viene de los noventa.
Simplemente son muchos y están en todas partes. Desde los vicepresidentes, Rafael Rey y Jaime Yoshiyama, todos los que toman decisiones han sido figuras de los noventa. El autoritarismo les es inherente y han de repetirlo. Para cambiar tendrían que haberse autocriticado y purgado a los representantes de esa postura. Nada de esto ha ocurrido. Fue reemplazado por un piadoso pedido de perdón de Keiko, por pecados que ella no ha cometido, sino el entorno que la rodea. Es obvio que volverán a lo mismo, ya que la densidad autoritaria es elevada entre las cabezas importantes del grupo.
Estas dos virtudes de Keiko acompañarían defectos paralelos de Ollanta Humala. Su eventual gobierno nos haría retroceder al estatismo y volvería la inflación combinada con recesión. Asimismo, la elite se asusta con la idea de una dictadura que provendría de la asociación entre Humala y sus compañeros de promoción, que darían un golpe de Estado y establecerían un gobierno fascista y corporativo.
Esos temores son inflados por los medios de comunicación y racionalizados por estos intelectuales partidarios de Keiko. No quieren reparar en las declaraciones explícitas de Humala y sus técnicos. Hace tiempo que Gana Perú se ha definido por el mercado y la democracia, acompañados por una política social para reducir las brechas y traer un poco de equilibrio a este viejo país, desgastado por el racismo y la extrema desigualdad. No se escucha al otro cuando proclama sus puntos de vista. Se le ignora y se pasa a identificarlo con Hugo Chávez. Buscan la imagen que lo hunda y postulan que un gobierno de Ollanta sería transformar al Perú en una nueva Venezuela o, mejor, en otra Cuba.
La elite pensante se engaña a sí misma y confunde a los demás en defensa de ciertos intereses. Lo que importa no son las ideas, ni el razonamiento con un mínimo de consistencia, sino la actitud egoísta en defensa de la jerarquía social. Además, expresa una visión muy de corto plazo. Sin hacer concesiones que permitan proyectar su dominio en el tiempo. Por el contrario, prefiere el área chica y la máxima ventaja inmediata. Así, es difícil saber por qué la seguimos llamando elite. La respuesta la tiene un famoso papel higiénico cuya marca es precisamente “elite”. La nuestra se ha habituado a ese nuevo rol.
sábado, 28 de mayo de 2011
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