.Por José Oscátegui
Profesor del Dpto. de Economía, PUCP
En los últimos días hemos visto, nuevamente, algunos escritos del presidente García. Ya lo conocíamos como “cantante”, también como “bailador”, pero él quiere revelarse ahora como un analista profundo de la realidad peruana. Ha escrito un artículo en un diario y otro en una revista (en la que debe 15 millones de soles a la SUNAT).
En el primero, hace un balance de los últimos 20 años y compara las cifras del Perú en 1990 con las de 2008. Su balance es positivo, encuentra que el país ha mejorado. Las cifras en 1990 eran realmente lamentables, pero él parece haber olvidado quién fue el responsable de tamaña desgracia. El gráfico muestra con azul la trayectoria del país desde su primer período de gobierno, y en rojo una proyección de lo que pudo ser si él no hubiera sido presidente.
En 1990, cuando García dejó el Gobierno, el PBI per cápita, que en 1985 era de 4,700 soles (en soles de 1994), se habían convertido en 3,850 soles, con lo que los peruanos habíamos retrocedido más de veinte años, pues en 1961 teníamos ese mismo nivel de ingreso. Él fue quien dejó al Perú en la miseria, con una recaudación tributaria del 4% del PBI, por lo que el Estado no tenía capacidad ni para la educación, ni para la salud, ni para construir infraestructura, ni para nada. ¿Cuál es el éxito que menciona? Tal vez sea el que gracias al profundo daño que hizo al país durante su gobierno, recién en el año 2006 recuperamos el nivel de ingreso per cápita que teníamos en 1975, con Velasco Alvarado.
En su euforia, el Presidente dice una falsedad: que “fue la afirmación del modelo democrático, político y económico lo que ha permitido …convocar la inversión y reinversión de más de 100,000 millones de dólares en los últimos cuatro años”. ¡¡¡ 100,000 millones de dólares!!! Ja, ja. Las cifras de la Nota Semanal del BCRP muestran que la suma de la inversión privada de los tres últimos años asciende a $62 mil millones. Si se hubiera mantenido constante la inversión del año 2005, supuesto absurdo, este gobierno habría logrado un incremento de la inversión privada de solo $25.1 mil millones.
¿Cuál es la alternativa?
La discusión en el Perú y en América Latina no es, como lo plantea García, entre apoyar la inversión u oponerse a ella, tampoco entre economía de mercado y alguna organización económica que la niegue. El Perú necesita desarrollar el mercado, es indispensable que se cree un mercado nacional en el que el precio del trabajo y de las mercancías sea similar en todo el territorio.
La inversión es necesaria, pero no solo la privada sino, de manera especial, la inversión pública. El modelo de “dejar hacer, dejar pasar” que es el que siempre imperó en nuestro país y que García cree descubrirlo, ha mostrado que es incapaz de culminar estas tareas por sí solo. En todo el mundo moderno, la inversión privada, en particular la extranjera, es regulada por el Estado.
domingo, 9 de enero de 2011
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