domingo, 20 de junio de 2010
Adiós, mi cuate
Hermano de las causas justas, el escritor y periodista mexicano Carlos Monsiváis, uno de los mayores cronistas y ensayistas latinoamericanos, murió ayer y deja a América latina entristecida. Llega el cable: “Carlos Monsiváis, uno de los escritores más populares de México, falleció a los 72 años de edad, después de varios meses hospitalizado por una infección pulmonar”, y uno, aún consternado por la muerte de José Saramago, no entiendo lo cruel que puede ser la muerte. Siempre mala se lleva a los mejores. Conversé con Monsiváis en enero del 2009 y en aquel tiempo la vida le sonreía tanto como ella a él. Aquí algunos pasajes de esa conversación.Uno que ha leído y practicado tantas definiciones sobre este gran mexicano, aprovecha su presencia y le pide un esfuerzo a él. “¿Cómo me defino? No es una empresa a la que dedique tiempo. Creo que si los actos no lo definen a uno, las intenciones menos. Entonces quizá mi ficha en el diccionario sería: Periodista; escritor, casi de tiempo completo, de izquierda; obsesionado con la lectura y con la revisión de los clásicos del cine. Preocupado por la situación del país (México y América latina) no porque lo lleve sobre mis espaldas ni mucho menos, sino porque en estos momentos le afecta a uno de muchísimos modos. La ficha es muy general, es muy abstracta, pero es lo que tengo”, dice.Es curioso, porque cuando intenta definirse Carlos Monsiváis pone énfasis en eso de que es de izquierda. Pudo decir tantas cosas, pero resalta eso de “ser de izquierda”. Entonces le pido que aclare el asunto porque aquí hay tanto derechista que anda diciendo que las categorías de “izquierda” y “derecha” en política han desaparecido. “La izquierda existe en la medida que se opone a la derecha y vaya que la derecha está presente”, dice y uno siente vergüenza ajena porque nuestros escritores locales no hablan de estas cosas. Alucinan, algunos, que la literatura es apolítica y el periodismo es objetivo. Quizá por eso los lectores se alejan de ellos. Pero volvamos a Monsiváis.“La derecha ha sido Bush, la derecha ha sido la cancelación de las libertades, la derecha ha sido la arrogancia de invadir un país como Irak en nombre de una gran mentira como la existencia de armas químicas, la derecha es la negación de las libertadas de género, la derecha es la arrogancia que pretende gratitud de los explotados, es la sujeción del pensamiento a los prejuicios y los dogmas. Ahora, todo lo que se oponga a esto tendrá que ver en alguna medida con la izquierda. Es verdad que la izquierda partidaria se ha corrompido, que ha dejado de pensar, de explicarse las cosas con herramientas actuales y está muy débil; pero eso no quiere decir que no exista. La izquierda existe, existe en las demandas de la bioética, en las movilizaciones de los ecologistas, en la de los grupos feministas. Hay izquierda y es necesaria y en este momento se opone al total aplastamiento”. Lee, luego escribe Dejamos un rato la política, para mirar el jardín de la escritura. Monsiváis tiene la virtud de escribir periodismo haciendo literatura. Tiene uno o dos libros de ficción, claro, pero lo suyo es escribir cosas ciertas. Obedece el pentálogo del alemán Michael Abend. No miente; no calla, ni exagera; no aburre; no es complaciente, ni sumiso; no es acomodaticio. Una crónica suya es cuento; con la peculiaridad de que todo lo que se lea es verdad. Su pluma ha dibujado las profundidades de México y América latina, como lo hubiese hecho un sociólogo, un pensador, pero Monsiváis le ha puesto a su trabajo el condimento del arte, la literatura. ¿Cómo lo ha logrado? Es que Monsiváis es un periodista que lee libros y más libros; no sólo las tristes y gritonas cuartillas de los diarios.—¿Cuál es el libro al que vuelve siempre?—Vuelvo siempre a “La Biblia”, y no por razones religiosas,…—Pensé que me iba a decir “Pedro Páramo”.—Es un libro al que vuelvo, como vuelvo a “El llano en llamas”; pero, más a “La Biblia” por el goce del idioma y por el inmenso disfrute de la mitología. No podemos comprender a América latina sin la lectura de “La Biblia”. Ah, vuelvo también a la obra del novelista Charles John Huffan Dickens.—¿Y a la poesía?—La poesía es para mí un disfrute constante. Vallejo, Neruda, Octavio Paz, Borges.—Borges, ¿Cuál es para usted el mejor libro de Borges?—Me adhiero al primer tomo de sus obras completas. Están ahí “Otras inquisiciones”, está su obra poética, “Ficciones”, “El Aleph”,…—“Historia universal de la infamia”.—El atroz redentor Lazarus Morell.—Volvamos a la poesía.—Carlos Germán Belli es un gran poeta y me interesa muchísimo. Ah, sin la poesía no podría entender la escritura. Leer poesía es vivificar al idioma y entender su fuerza.—¿Con qué frecuencia vuelve a la poesía?—Diariamente. Si esto no se refleja en mi prosa es problema mío.—Entre las cumbres de la literatura en español, Cervantes y Quevedo, ¿con quién se queda?—Con Cervantes, pero me quedo también con Quevedo.Hay un breve silencio. Monsiváis cavila, como si quisiese absolver una duda, como tratando de recordar algo muy importante. Sigue pensando, y, a pesar de sus inmensos anteojos, puedo ver que sus ojos se achinan un poco, un poco más, y se elevan ligeramente hacia arriba, ligeramente hacia la derecha. Luego recita:Su cuerpo dejará, no su cuidado; Serán ceniza, mas tendrá sentido; Polvo serán, mas polvo enamorado.—Volver a Quevedo es extraordinario —dice y sonríe. —…—…—Existe una influencia de “Pedro Páramo” en “Cien años de soledad”… —intento preguntar.—García Márquez ha insistido mucho en la presencia de Rulfo. Recuerda aquella escena en la que Álvaro Mutis llega a casa de García Márquez y le tira los dos libros de Rulfo diciendo: Tome, carajo, para que aprenda a escribir. Creo que para García Márquez, Rulfo fue un alborozo, un continente de posibilidades, de recursos, de árboles genealógicos. Desde luego, García Márquez tiene la exuberancia que jamás conocieron los “llanos”.Escritor permanenteMonsiváis es un hombre enamorado del trabajo, de la escritura y sus misterios. Nunca para de escribir y si para es para pensar, y esto está muy bien porque así el castellano mejora y los lectores tendrán ese texto aleccionador de prosa feliz que les dará pena acabar, porque está muy bueno, tan bueno que dice verdades. Ensayos, entrevistas, crónicas, informes, más crónicas, más ensayos. Ha escrito tantos libros que Google ha perdido la cuenta. —¿Cuántos libros ha escrito realmente? Hay tantos datos: 40, 50, ¿Cuántos son?—¿Que yo me dé cuenta? —….—Unos 15, —¿Y el resto?—Son prólogos. Creo que finalmente son sólo 12.—¿Y cuál de sus libros quiere más?—Si no pienso cómo definirme, tampoco pienso cómo adjudicarme paternidades, pero diré “Nuevo catecismo para indios remisos”. latinoAmérica Volvemos a la política. Monsiváis lanza ideas, justo lo que le falta a nuestros políticos, tan parecidos en América latina.—¿Qué ocurre en latinoAmérica?—Es evidente que esto del neoliberalismo ha colapsado en varias de sus versiones. Hay Desempleo, violencia, falta de oportunidades, y una desigualdad descomunal en nuestros países.—¿Y esta nueva oleada de gente progresista o de izquierda que está asumiendo la presidencia en varios países latinoamericanos, de alguna forma, no mejorará las cosas?—Ojalá. No tengo el pulso de lo que está ocurriendo exactamente en Ecuador, Argentina, Bolivia, Paraguay.—Venezuela—Hugo Chávez es un autócrata y sus enemigos también son autócratas. Todas las medidas autoritarias de Chávez me molestan profundamente. Veremos qué pasa con las elecciones que se avecinan.—Evo Morales.—Es distinto. Tiene un camino difícil, pero veo que no le está yendo mal. Tiene cosas malas, claro, pero la burguesía de Bolivia me parece siempre peor.—¿México sufre después de que le robaron la presidencia a Andrés Manuel López Obrador?—En México, la desigualad es profunda y las crisis económica golpea. El secretario de Hacienda de mi país dijo que si nos va bien este año, el crecimiento será cero; y el presidente del Banco de México respondió a esto que el ministro peca de optimista (…) En ese sentido, veo un cambio de régimen y yo espero que sin violencia porque de lo sí estoy convencido es que la violencia nos perjudica a todos y que las soluciones como la guerrilla no van a funcionar, no pueden funcionar.Paco Moreno Redacción
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