domingo, 20 de junio de 2010
Carlos Monsiváis se ha marchado
México. EFE.El cronista y ensayista mexicano Carlos Monsiváis murió ayer a los 72 años después de que estuvo más de dos meses ingresado en un hospital de la capital mexicana por problemas respiratorios, informó a Efe una fuente oficial.Un portavoz de la Secretaría de Salud informó del fallecimiento de Monsiváis, el cual ocurrió entre las 13.00 y 14.00 hora local (18.00 y 19.00 GMT).Monsiváis había sido internado en el hospital de Nutrición Salvador Zubirán, en el sur de la capital mexicana, desde principios de abril pasado aquejado por males respiratorios.El hospital (hasta el cierre de nuestra edición) aún no ha dado el parte médico del fallecimiento del auto de Días de guardar (1971).El escritor estudió en la Escuela de Economía y en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México.Era un escritor prolífico, de agudeza intelectual, por lo que se le consideraba como un indispensable analista de la vida nacional. Obtuvo numerosos reconocimientos y el más reciente le fue otorgado por el Consejo Ciudadano del Premio Nacional de Periodismo (CCPNP), el pasado 12 de mayo cuando tenía ya más de un mes hospitalizado.Era un autor incansable, maestro de la crónica y el ensayo, con una implacable capacidad crítica, que ejerció incluso contra las fallidas políticas de la izquierda.Enemigo de la cultura como manifestación ajena al pueblo y a la gente, era común su presencia en festivales, ferias y presentaciones de libros de otros amigos escritores ya que la mayor parte de su reconocimiento y admiración lo obtuvo de otros importantes autores como el poeta José Emilio Pacheco o el también mexicano Sergio Pitol.Monsiváis fue un escritor militante, casado siempre con la defensa de los pobres, de las minorías sexuales oprimidas y de los pueblos indígenas, cuya aportación a la cultura mexicana siempre respetó.Era crítico con los políticos de su país, pero sobre todo con los modos autoritarios, la sinrazón y los abusos que durante décadas arrumbaron en la pobreza a millones de personas.“No puede ser la afrenta de que haya sesenta o setenta millones de mexicanos viviendo en la pobreza, en situaciones terribles, con problemas de salud, de habitación, de educación y de empleo. No puede seguir el país así, la sociedad no lo admite, la fluidez social no lo permite”, declaró a Efe en una entrevista realizada en 2006 en su casa, un lugar rodeado de gatos y libros.Ensayista y cronista, este destacado autor de ideas progresistas rechazaba las posturas más radicales y contrarias a los derechos humanos que se han dado con gobiernos izquierdistas latinoamericanos.OpiniónA ustedes les constaÁngel PáezPeriodistaAntes de cumplir los cuarenta años ya había publicado una autobiografía precoz y recibía el trato de maestro y con ese título se ha ido al otro mundo, seguramente para escribir la historia que le faltaba. Era el que más sabía del bolero, los ídolos populares y del cine en blanco y negro, pero sobre todo de los pateados, de los que nadie escribe. Sus artículos no morían con los periódicos que no se vendían. Amaba los libros, la fotografía y los gatos. En una última entrevista, me dijo: “De la muerte lo único que temo es que no sepa leer”.Una presencia ubicua en MéxicoJosé Emilio PachecoescritorNo puedo concebir un México sin la presencia ubicua de Carlos Monsiváis. Durante muchos años nos acostumbramos a leerlo, a escucharlo en conferencias por todas partes y en programas de radio, y a verlo en la televisión a tal punto que parece imposible resignarse al nunca más. Para mí es una pérdida irreparable. Termina una amistad de medio siglo, pero no acaba la deuda muy grande con su inteligencia y con su agudeza. Estuvimos juntos en muchas partes, desde Estaciones en nuestra adolescencia hasta las revistas de este siglo XXI”.(EFE)PERFILCarlos Monsiváis Aceves . Nació en la Ciudad de México el 4 de mayo de 1938, murió ayer, 19 de junio, en la misma ciudad. Estudió en la Facultad de Economía y en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México. Trabajó y colaboró en los diarios El Día, Excelsior, Uno Más Uno, La Jornada, entre otros.Obras. Amor perdido (1977), Nuevo catecismo para indios remisos (1982), Los rituales del caos (1995), Cultura y sociedad en América Latina (200o), etc.Una guillotina portátil–Usted es temido en las polémicas. El mismo Octavio Paz tuvo que retroceder.–No, no fue así. Lo que sucede es que en la polémica está el periodismo y no digo que haya hecho retroceder a Paz, ni mucho menos, pero sí que procuro darle voz a mi adversario y eso es lo que suele ser demoledor. No lo que yo diga, sino lo que ellos han dicho. Me documento y cito sus propias palabras. Las palabras suelen tener una carga mortífera si no las cuidan bien.–Escribe por décadas su columna “Por mi madre, bohemio”, un patíbulo, un cortapescuezos de los políticos.–Ojalá me ayudara el destino a ser una guillotina portátil, pero no. Se ha perdido el gusto por la tontería, esa es una de las derrotas de la sociedad de masas. Ese goce natural de ver cómo dice estupideces alguien encumbrado no está ya muy presente, porque la noción de la estupidez se ha masificado a tal punto que impide ver esas maravillas.
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