La fiscal Vanessa Aránibar, adjunta al fiscal Walter Milla en el caso BTR, no era una simple “conocida” como dijo el ex ministro aprista Rómulo León, sino una amiga muy cercana, parte del grupo que compartían en la Universidad San Martín de Porres, entre 1997 y 2002.
Ahí, entre las amigas favoritas del “tío” Rómulo estaba Vanessa Araníbar Covarrubias, íntima de la enamorada joven que por esos días lucía el ex ministro de Pesquería del APRA y por entonces estudiante tardío de abogacía que llegaba de La Molina en una cuatro por cuatro negra, que todavía no abundaban en Lima y que se retiraba al final de las clases cargada de muchachas rumbo a alguna discoteca o pub.
Araníbar trabaja a órdenes del fiscal Milla y en esa condición participó en la diligencia del 8 de enero de 2009 en la que los oficiales de la Dirandro, encabezados por el comandante Raúl del Castillo, tomaron bajo su control los archivos de Gianotti, y visionaron los que realmente les interesaban, entre ellos los ahora famosos USB, que fueron revisados por Del Castillo valiéndose de una laptop que luego vendería apuradamente en Las Malvinas, según declaró a la comisión Menchola, que no se indignó ante esta respuesta.
Araníbar es responsable por lo menos de grave negligencia al no supervisar las acciones de los oficiales de la policía durante la diligencia en casa de la ejecutiva de la empresa chuponeadora BTR. Tampoco se aseguró de dejar constancia del lacrado de los materiales y de los archivos que quedaban sueltos.
Recién el 13 de enero (cinco días después), Araníbar participó de la visualización de los contenidos de los discos duros y de la instalación de los códigos de seguridad, pero no aseguró la información de los dos USB Memorex en los que, según Gianotti, estaban grabados numerosos audios que comprometían a Jorge del Castillo, el famoso “Tío George” del caso “petroaudios”, el ex ministro aprista Garrido Lecca y otros miembros del gobierno.
Esa conducta, anormal para un magistrado encargado de un caso de tanta responsabilidad, convirtió a la doctora Vanessa Araníbar Covarrubias en uno de los personajes oscuros de la historia de encubrimiento atribuida al gobierno, la policía y algunos miembros del ministerio Público.
Antecedentes
Cuando LA PRIMERA mencionó que Araníbar había sido parte de la promoción universitaria de León (lo que había sido confirmado por este en San Jorge), la fiscal adjunta protestó airada y no aceptó ni siquiera haber sido una “conocida” del personaje emblemático de la corrupción en el actual régimen.
Este diario dio cuenta el 21 de julio pasado de la airada protesta de la fiscal adjunta, por haber sido mencionada en tan inofensivos términos. Pero ahora la verdad se abre paso.
Testimonio clave
Pero ahora Carlos Bedoya, un compañero de estudios de Araníbar y de León, que de la abogacía pasó al periodismo, tal como Vanessa lo hizo a la Fiscalía y León al lobismo, ha confirmado en calidad de primicia para LA PRIMERA que, a comienzos de esta década había un grupo de estudiantes, en su mayoría mujeres, que rodeaban al más viejo de la promoción, que como todos sabemos tiene un especial encanto para las mujeres.
La amiga más cercana de Vanessa Araníbar, de nombre Blanca, era la enamorada de ocasión de Rómulo León y juntos integraban una mancha que incluso celebró en el local del APRA una comida que le dieron al ex ministro cuando se graduó.
El periodista Bedoya cuenta que en estos días llamó por teléfono a algunas de sus ex compañeras que frecuentaban a Rómulo León y que la mayoría niega ese vínculo, probablemente por lo que ahora representa haber tenido cercanía con el llamado “rata”.
Otros ex estudiantes varones confirmaron, sin embargo, el hecho que reafirma que Araníbar debió, por ética, abstenerse de intervenir en el caso, que tiene como principal acusado a Rómulo León.
domingo, 29 de agosto de 2010
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