.Por: Ronald Gamarra
El proceso electoral municipal de Lima se pone cada vez más interesante en la medida en que viene apareciendo ante el elector, con mayor claridad, la posibilidad de votar positivamente por la opción de su preferencia, en lugar de sentirse obligado a identificar el mal menor entre varios candidatos insatisfactorios y votar básicamente en contra más que en pro de una alternativa, como ocurre con frecuencia desde hace muchos años.
La erosión creciente de la candidatura de Kouri –proceso que corre independientemente de la posible confirmación de su tacha por el JNE– viene a cimentar esta posibilidad de votar con mayor libertad, al hacer a un lado al candidato que encarna con toda claridad la posibilidad del retorno de un sector asociado a modos mafiosos de ejercer el poder.
Ahora bien, esta apertura que viene apareciendo en el proceso electoral municipal de Lima es también, en gran medida, resultado de la perseverancia y la visión de Susana Villarán, y de su decisión de persistir en la forja de una alternativa ciudadana y democrática, que sea autónoma frente a los grandes poderes a los que hay que interpelar y cuestionar en sus intereses creados.
Susana no se rindió para jugar a la realpolitik y acomodarse a los liderazgos de hecho –cuestionables la mayor parte de ellos por razones elementales de honestidad– y ha persistido en construir una alternativa sobre la base de una profunda y auténtica vocación de servicio cívico, de la cual ha dado sobradas pruebas en una trayectoria cuya limpieza y transparencia nadie puede negar.
Susana Villarán reúne las condiciones que cabe esperar del alcalde provincial de Lima, cargo que tiene a la vez el rango de una presidencia regional y por tanto exige mayor visión política, mayor vuelo de lo que suponen quienes creen que deben limitarse a pavimentar calles. Gobernar Lima tiene que ver con el desarrollo humano, con la vida digna, con la posibilidad de ejercer derechos, de vivir con respeto, como parte de una comunidad que funciona porque ejerce responsablemente el poder.
Susana puede encabezar este proceso porque es una candidata limpia y tiene liderazgo democrático, que así como tiene alternativas, sabe también escuchar y comprender las razones del otro. Le toca al ciudadano ejercer su libertad y elegir.
viernes, 20 de agosto de 2010
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