El libro “Sunchu: el wayno en la formación de la identidad” que será presentado el sábado 4 de setiembre próximo a las 5.30 pm, en local del Consejo Ejecutivo Central de Huaycán (Plaza principal), es fruto de una tesis con la que Félix Tito Ancalle obtuvo el grado de Magister en la Universidad Mayor de San Simón, Cochabamba, Bolivia, en 2005, dentro del Programa de formación de Profesores interculturales y bilingües PROEIBANDES. Como miembro del jurado de esa tesis, me alegra muchísimo ver el libro publicado.
Dos son sus tesis centrales: 1. El wayno existe y crece solo, como el “sunchu”. Tito usa una metáfora, se sirve del sunchu, una yerba silvestre de flor amarilla que crece en medio de los trigales, en buenos y malos tiempos, porque sus semillas están guardadas en la tierra y sólo requieren de un poco de agua para germinar. A pesar de todas las extirpaciones de idolatrías desde tiempos coloniales para tratar de acabar con las culturas andinas, el wayno ha sobrevivido y goza de buena salud porque tiene la fuerza y la independencia de una yerba silvestre. 2. Las autoridades educativas no tienen en cuenta el valor que tiene el wayno en la formación de la identidad en Perú. Desde que apareció LA PRIMERA escuela formal en Lima, poco después de la fundación de Lima, los funcionarios de las altas esferas del Perú colonial oficial, no tienen ojos para ver las yerbas silvestres que crecen robustas y autónomas, ni la sensibilidad indispensable para aprender de todo lo que saben los pueblos andinos y amazónicos.
Estas dos proposiciones centrales brotan con naturalidad del conocimiento y sensibilidad de Félix Tito, un profesor bilingüe e intercultural, nacido y crecido entre los Anqara, en tierras de Huancavelica, que se siente orgulloso de ser andino quechua y que está profundamente convencido de que la Educación será más peruana en la medida en que sea más generalizadamente bilingüe e intercultural.
Híbrido, cambiante, contradictorio, clásico, con versos poéticos o sólo para bailar, el wayno volvió a surgir en Lima y reapareció en Huaycán, la nueva ciudad en los suburbios de Lima en la que trató de repetirse la experiencia de Villa el Salvador. En los arenales calientes y fríos de Huaycán, Félix Tito encontró los waynos nuevos, parecidos y distintos a los que él traía de Huancavelica. En esos dos componentes tenía el material para su tesis. Le preocupaba y preocupa el tema de la identidad porque a él le gustaría, como a mí, que el espejo nos devolviera un rostro que todos aceptemos con alegría y que no nos haga llorar. Cuando los migrantes andinos y los habitantes de las tierras altas y los valles interandinos ya no sientan vergüenza de parecerse a Manco Cápac, habrán roto las cadenas que los une aún al poder colonial. Entre tanto, puede tomarse la fuerza y la independencia de la Música andina como un recurso para que las peruanas y peruanos nos veamos con respeto. Este proceso ya es visible, está ocurriendo de modo silvestre, para seguir usando la metáfora de Félix Tito. Pero hace falta multiplicar esa fuerza. Su libro apunta en esa dirección.
domingo, 29 de agosto de 2010
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