Se cumplen hoy 220 años del nacimiento de Mariano Melgar, el patriota arequipeño fusilado a los 24 años de edad, el poeta enamorado de Silvia que en loor de ella y por correspondido amor compuso yaravíes que todavía atraviesan guitarras y corazones.
Ella, María Santos Corrales, inmortalizada con el nombre de Silvia, tenía 17 años cuando el poeta se inmoló.
Aurelio Miró Quesada Sosa, en su libro Historia y leyenda de Mariano Melgar, obra maestra de erudición y belleza, cita estos versos melgarianos por él descubiertos y que aluden a reproche que se hacían a Melgar por su ardor amoroso en días de pasión cívica:
No; Silvia es otra, no: jamás se opone
a mi ley su ternura;
mi ley es de la patria el amor pío,
y es ley de Silvia, pues su pecho es mío.
Lo cierto es que Melgar encontró obstáculos en el medio familiar de la bella, pero el cariño de ella no parece haber sufrido mengua.
Hay mucha leyenda en torno al héroe, como señala el título del libro de Miró Quesada. Mas una verdad reluce: su condición de poeta precursor, como lo aquilató Martín Adán en De lo barroco en el Perú.
José Carlos Mariátegui, por otra parte, vio en Melgar el primer instante de la conciencia peruana. En este sentido se debe resaltar el radicalismo de su opción patriótica, que no se acantonaba en la independencia política, sino que se extendía a lo social, en defensa y reivindicación del indio. Es, en este sentido, el más radical de los precursores criollos de la independencia.
En las fábulas que escribió se expresa esa actitud. En “El cantero y el asno”, por ejemplo, exhibe el caso del jumento mal alimentado, llevando carga excesiva y recibiendo maltratos. “¿Y con azote y palo / pretendes conducirnos? / ¿Y aún nos culpas de lerdos / estando en ti el motivo?”. Concluye así la fábula: “un indio, si pudiera, ¿no diría lo mismo?”.
La rebelión de Pumacahua contra el ejército realista reunió en la batalla de Umachiri unos 30 mil valientes, pero fue vencida por el mejor armamento y pericia castrense de los españoles. Melgar era auditor de guerra en la fuerza patriótica.
Miró Quesada narra lo que sucedió después de esa derrota:
“Melgar fue fusilado a los veinticuatro años y medio de edad en Umachiri, el 12 de marzo de 1815, a casi cuatro mil metros de altura, en la altiplanicie sobria y fría, entre el paisaje de ‘ichu’ amarillento, regajales oscuros y riscosas colinas. Al brigadier Pumacahua se le prendió en Maranganí, y tras un proceso sumarísimo se le ahorcó en Sicuani el 17, ‘pasando su cabeza al Cuzco y su brazo derecho a Arequipa’. Los hermanos Angulo, Gabriel Béjar y otros prisioneros de importancia fueron pasados por las armas en el Cuzco”.
No se sabe dónde reposan los restos de Melgar. Silvia se casó cuatro años después de su muerte.
domingo, 15 de agosto de 2010
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