domingo, 29 de agosto de 2010

Historia de la Covadonga

Historia de la Covadonga
Los recientes comentarios sobre la posible devolución del glorioso monitor Huáscar dieron pie a que el líder nacionalista Ollanta Humala y el historiador Antonio Zapata propusieran reflotar la Covadonga, buque Chileno hundido en la Guerra del Pacífico y que descansa en el fondo del mar frente a Chancay. Humala planteó canjear La Covadonga por el Huáscar –intercambio del que se ha hablado antes varias veces- y Zapata mantenerlo como museo flotante, como los Chilenos hicieron con el Huáscar. Aquí la historia de La Covadonga.

El 13 de septiembre se recuerda el hundimiento, en 1880, de la goleta Chilena Covadonga en el puerto de Chancay, siendo este el logro más significativo de la Ingeniería Militar en la Guerra del Pacífico, en momentos que ya no se contaba con una escuadra efectiva para hundir a los buques enemigos.

Antes del bloqueo de Chancay, desde el inicio de la guerra varios pobladores del puerto de Chancay se habían enrolado en el Ejército de Reserva que se formaba en Lima.

Cuando se inició el bloqueo del Callao el 10 de abril de 1880, el puerto de Chancay sirvió de punto para el contrabando de armas y el paso de fuerzas del ejército para Lima. En esa época, Chancay se comunicaba por telégrafo con Lima y contaba con una estación del ferrocarril Lima – Huacho.

El puerto de Chancay, a pesar de la guerra, vivía en relativa tranquilidad hasta el 11 de junio de 1880. Chile decidió extender el bloqueo de la costa peruana y el 11 de junio se inició el bloqueo de Chancay por la cañonera Pilcomayo (buque peruano que fue capturado por el blindado Blanco Encalada el 18 de noviembre de 1879, puesto luego al servicio de Chile con armamento moderno), al mando del capitán de corbeta Luis Uribe, para impedir el tráfico del ferrocarril.

Chancay era un puerto indefenso, pero esto no impidió que los Chilenos lo bombardearan para impedir el transporte terrestre. El 1° de septiembre, la Pilcomayo es relevada por la Covadonga, al mando del capitán de fragata Manuel J. Orella, en el bloqueo de Chancay. El 9 de septiembre, Orella deja el mando de la Covadonga al capitán de corbeta Pablo de Ferrari.

Un “bote bomba”
El ingeniero Manuel Cuadros, el mismo que fabricó el torpedo que hundió al crucero Loa en el Callao, fue el responsable de fabricar el torpedo que hundiría a la Covadonga en Chancay, en colaboración con Constantino Negreiros.

El historiador naval Francisco Yábar, uno de los que más ha investigado el tema, sugiere que el torpedo tenía una carga explosiva de 350 Kg de dinamita , colocada dentro de la estructura de un elegante bote, pintado de blanco y con chumaceras de bronce.

El teniente 2° Decio Oyague recibió el encargo de colocar el torpedo en Chancay para volar el buque que bloqueaba ese puerto. Oyague viajó con el torpedo por tren a Ancón y de ahí, en un bote a remo llegó a Chancay el 9 de septiembre, acompañado del capitán Ezequiel del Campo, Jefe la Sección de Torpedos.

En la mañana del 13 de septiembre de 1880, la Covadonga se dedicaba a cañonear al puerto. Tras haber disparado 22 tiros, 4 de ellos sobre el muelle y el resto sobre dos embarcaciones (algunos tiros cayeron sobre la población, aunque sin causar daños), llegando a hundir una lancha de la Casa Grace.

El capitán Ferrari ordenó al aspirante don Melitón Guajardo se dirigiese con el calafate José María Ávila a reconocer al bote. No encontrando estos nada sospechoso a su bordo lo trajeron al costado de la goleta para izarlo. Hizo esto a pesar de que el contralmirante Galvarino Riveros, Comandante en Jefe de la escuadra Chilena, había ordenado el 7 de julio que no se reconociese ninguna embarcación sin permiso previo de la nave de la insignia, y el 23 de julio, que no se permitiera acercarse a la amura de los barcos de la escuadra a menos de mil metros ninguna embarcación menor, cualquiera que fuese su bandera, a fin de evitar toda celada.

Alrededor de las 15:15 se procedió a levantarla del agua y estalló el artefacto explosivo, que un marinero sobreviviente comparaba al estallido de cuarenta cañonazos a un tiempo, hundiéndose la Covadonga en dos minutos.

En el único bote que se salvó de la explosión, lograron salvarse 29 personas, 12 de los cuales eran oficiales y el resto marineros. De las tripulación murieron 66 hombres y quedaron prisioneros en Chancay, 46 hombres . Entre los muertos estaba el propio capitán Ferrari.

Victoria
El armamento que tenía la Covadonga y se perdió en su totalidad era: 2 cañones de avancarga de a 70 libras, un cañón de retrocarga de a 70 libras, 3 cañones de avancarga de a 9 libras, 1 ametralladora francesa, 50 rifles Comblain, 35 sables, 11 hachas, 12 puñales corvos, 12 revólveres, 160 bombas de a 70 de cañón de retrocarga, 60 bombas de a 70 de cañón de avancarga, 40 balas rasas para cañón de avancarga y tros pertrechos

Los telegramas peruanos que comunicaron el éxito del torpedo están a continuación:

“Chancay, septiembre 13 de 1880.

Señor secretario de hacienda:

La Pilcomayo a pique en un fondo que deja descubierta la cofa; en ésta creo hay una ametralladora, i una embarcación de este buque con dificultad se dirigió a Ancón.

Domingo Romero”.



“Canto Grande, número 7.

Excelentísimo señor:

El ejército ha recibido con júbilo la noticia trasmitida respecto de la Pilcomayo, comprendiendo que ese buque no podía permanecer impunemente en poder del enemigo. Felicito a V. E. a nombre del general Machuca i del mío.

Billinghurst”.



“Chancay, septiembre 13 de 1880.

(A las 6 P. M.)

Excelentísimo señor jefe supremo.

Señor secretario de marina:

El buque echado a pique no es la Pilcomayo sino la Covadonga, según los náufragos, que hasta este momento, 6 P. M., son trece. Se continúa salvándolos. El comandante Luís Ferrari, según unos, se ha salvado en un bote dirigiéndose al sur, i según otros está entre náufragos sobre un madero, i otros dicen que ha perecido. Casi todos están ebrios.

Benavides”.


El hundimiento de la Covadonga es uno de los mayores logros peruanos en la guerra, que dio un apoyo moral en momentos bastante difíciles, pero desde entonces hasta la actualidad, ha habido duras críticas en Chile contra ese hecho. Cuando el contralmirante Riveros calificó el hecho de alevosa celada, le respondió el contralmirante peruano Manuel Villar escribiendo la destrucción del Covadonga, llamada por él alevosa celada, no ha sido sino la condigna pena que reciben los salteadores en mar y tierra: ser castigados por su propio crimen .

Fue española hasta 1865
La Covadonga era originalmente española y, paradójicamente, Chile la capturó y la incorporó a su escuadra en una guerra contra España que libró en una alianza con el Perú, Bolivia y Ecuador, frente al último intento ibérico de recuperar las colonias sudamericanas perdidas.

La goleta fue lanzada al mar en Cádiz el 28 de noviembre de 1859 y fue destinada originalmente como buque correo entre Manila y Hong Kong, siendo su puerto la base naval de Manila en las islas Filipinas, entonces posesión española.

Sirvió como embarcación auxiliar de la flota española enviada en 1865 a las costas sudamericanas, como nave auxiliar, y fue capturada por la corbeta Chilena Esmeralda, comandada por el capitán Juan Williams Rebolledo, en el combate naval de Papudo, el 26 de noviembre de 1865.

Al inicio de la Guerra del Pacífico estaba repotenciada con 2 cañones Armstrong de 70 libras y 2 de 9 libras. En septiembre de 1879 se le agregó 3 cañones Armstrong de 40 libras. En 1880 se le agregó un cañón de tiro rápido Hotchkiss de 37 milímetros.

La Covadonga participó en el primer combate naval de Iquique, el 21 de mayo de 1879, y luego, el mismo día la fragata peruana Independencia la persigue y encalla en Punta Gruesa. Su tripulación se cubre de oprobio al ametrallar a los náufragos de la Independencia, en contraste con la actitud de los hombres del Huáscar, que rescataron a los náufragos de la Esmeralda.

El hundimiento del Loa
El hundimiento del transporte Chileno Loa y la goleta Covadonga están relacionados con las actividades del ingeniero Manuel Cuadros Viñas, con quien Nicolás de Piérola debió contactarse a mediados de marzo de 1880 con la finalidad de preparar un torpedo ofensivo, dejando al comandante Leopoldo Sánchez que coordine los detalles de la operación, en conjunto con capitán Cortinez, el teniente de marina Oyague y otros.

Cuadros hizo un torpedo, aparato que estuvo listo a principios de junio y sin pérdida de tiempo se dispuso aplicarlo sobre algún buque enemigo con el siguiente plan: el torpedo se colocaría en un bote repleto de víveres y su carga se activaría al retirarse uno de los sacos de alimentos.

El comandante Sánchez trazó su plan: la lancha torpedo zarparía del Callao y luego burlaría el bloqueo sin ser visto, debiendo regresar poco después del Norte, simulando ser una lancha de víveres que se dirigía hacia el Callao, dejándose descubrir intencionalmente por el enemigo para que se lance en su persecución, la capture y se produzca la explosión del torpedo.

Manuel Cuadros, el ingeniero Desmaison, el operario de la Factoría Naval de Bellavista Joaquín Sotelo y el carpintero José Chumpitasi procedieron cargar el aparato, efectuándose dicha operación al costado de la barca “Adelaida Rojas” cuyos tripulantes y armamento fueron previamente trasbordados a un pontón, a las 6 has p.m. todo quedó enteramente terminado y se entregó la balandra completamente lista a las personas designadas para la operacion.

El alférez Bondy pudo zarpar amparado por la oscuridad, a las 22:00 salió la balandra cargada de víveres y el torpedo, remolcada por un bote y comandada por el Alférez Bondy, llevando como auxiliar al teniente Juan Quintana y a los matriculados Morales y Arca que tripulaban el bote.

El alférez Bondy relata el hecho en su informe......

“El día 2 de los corrientes recibí orden de zarpar del puerto del Callao a cargo de una embarcación a la vela y con instrucciones de forzar el bloqueo al amanecer del día 3 manteniéndome a la vista de la escuadra Chilena, con el propósito de que el buque de guardia capturase la embarcación que se me había confiado.

“Estando al Oeste del puerto y a 5 millas de los buques extranjeros fondeados en la bahía, me faltó completamente la brisa a las 3 hs a.m., por cuya circunstancia tomé a remolque la lancha con la pequeña embarcación de que disponía y resolví fondearla, pues estaba expuesto a ser cortado por cualquiera embarcación enemiga, y no contando sino con tres hombres, y separado de la costa por una distancia de 7 a 8 millas era imprudente continuar alargando la distancia en esa dirección. De acuerdo, pues, con la opinión unánime de los que tripulaban la lancha, nos dirigimos a tierra a las 9 hs 50 m a.m. a tomar órdenes.

“US teniendo en consideración todo lo sucedido, me ordenó dirigirme nuevamente a la lancha apartando de ese modo la intención de remolcarla hasta tierra para aprovechar su cargamento. La maniobra mandada por US fue ejecutada por el que suscribe saliendo a las 3 h p.m. y obtuvo desde luego los buenos resultados que se podrían esperar de una medida tan hábilmente combinada. Al apercibirse el “Loa” que me dirigía a la lancha, puso proa a ella, arrió una de sus embarcaciones, la remolcó hasta su costado y a las 5 hs 15 ms p.m. principió a descargarla volando en seguida.”


Ernesto Linares Mascaro
Red Voltaire

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