miércoles, 18 de noviembre de 2009
El pago de Chile
La presidenta de Chile calificó ayer de “altisonantes y ofensivas” las palabras del presidente del Perú respecto al caso de espionaje denunciado por nuestro país. En realidad, lo único altisonante del mensaje de Alan García fueron un adjetivo (“repulsivo”) y un sustantivo (“republiqueta”).Como ayer señalamos, el mensaje del mandatario peruano no iba al fondo de la cuestión y más bien, de antemano y sin pruebas, exculpaba a la presidenta Michelle Bachelet y sus ministros del espionaje.Ni esa absolución gratuita calmó a la señora Bachelet y sus ministros. Es una señal de que el régimen de Santiago no va a reconocer su culpa ni dar explicaciones.Es eso lo que hizo Chile cuando el gobierno de Alejandro Toledo, gracias a la denuncia y la gestión del entonces canciller peruano Manuel Rodríguez Cuadros, exigió a Chile disculpas por la entrega de un arsenal de armas a Ecuador durante el conflicto del Cenepa.Chile eludió entonces un reconocimiento franco de ese acto de agresión contra la soberanía y la integridad territorial del Perú, y contra la vida de nuestros soldados.Resultan injustificadas las declaraciones formuladas ayer por el canciller José Antonio García Belaunde, según el cual el Perú no va a romper relaciones diplomáticas con Chile y promete, sin que Chile lo pida, que nuestro país no “va a adquirir más armas” (¡!).Podemos discrepar (o no) con la ruptura de relaciones; pero nadie, creemos, puede coincidir con la promesa de no comprar armas.El escándalo ha tenido, por otra parte, la virtud de sacar del clóset la naturaleza de muchos políticos y analistas chilenos. Así, José Rodríguez Elizondo, ex izquierdista y ex embajador de Chile en Israel, escribió ayer en La Tercera, diario oficioso del gobierno mapochino, un texto polémico titulado “Alan García: Del aprismo al nacionalismo”.El escrito tiene, más allá de García, trasfondo ideológico. Parte del supuesto de que entre el nacionalismo y la integración latinoamericana hay una oposición radical.Parecido debate se planteó en el Viejo Continente, a raíz de la creación de la Unión Europea. La disputa persiste, pero los sectores europeos más lúcidos coinciden en que se debe construir una Europa de las Naciones, y no contra las naciones. Mario Vargas Llosa ha esgrimido contra los nacionalistas la invectiva de Samuel Johnson (1709-1804): “El patriotismo es el último refugio de los pillos”. El conservadurismo y el autoritarismo monarquista eran el escudo del doctor Johnson.Ya José Carlos Mariátegui diferenciaba entre el nacionalismo de los países dominados y el de los dominantes. Hay que situar las ideas políticas en su coyuntura y su época.Por lo demás, motejar de nacionalista al presidente García es calumnia vil. Máxime si la profiere un chileno.
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