domingo, 29 de noviembre de 2009

Escuadrón en Trujillo


Más de medio centenar de presuntos delincuentes muertos por la Policía en Trujillo. Según investigación de Ricardo Uceda, se trata de un escuadrón de la muerte.

Ricardo Uceda ha documentado 46 delincuentes muertos a balazos por la Policía en Trujillo entre el 2007 y el 2008. El actual jefe policial de La Libertad, general Raúl Becerra, informó el mes pasado que son 56 los delincuentes muertos en esa ciudad en enfrentamientos con la Policía. (“El misterio del escuadrón de la muerte”, revista Poder, 16.11.09).

En cualquier caso, se trata de un hecho absolutamente asombroso. Nunca han muerto tantos presuntos delincuentes en enfrentamientos con la Policía, ni en Trujillo ni en todo el país.

¿Qué ha sucedido? ¿La policía de Trujillo es extraordinariamente eficiente y los delincuentes descomunalmente violentos pues siempre portan armas de fuego, y tremendamente tontos pues siempre se enfrentan a la Policía y siempre mueren ellos?

¿O, como han denunciado varios familiares, los presuntos delincuentes han sido capturados y luego asesinados por un escuadrón de la muerte policial, que cobra dinero a ciertos empresarios para “limpiar” la ciudad?
Esta última es la tesis de Ricardo Uceda.

Encubrimiento

De 46 casos que investigó la fiscalía, solo en dos hubo acusación contra la Policía, todo el resto fue archivado. El coronel Elidio Espinoza, acusado de ser el jefe del escuadrón de la muerte, le dijo a Uceda que de 23 acusaciones que tenía, 21 ya habían sido archivadas.

La Policía siempre presenta armas que supuestamente portaban los delincuentes y que habrían sido disparadas.

Cuando hay fiscales que quieren hacer su trabajo contra viento y marea, sufren las consecuencias. Es el caso de la fiscal Rosa María Vega, quien acusó al coronel Elidio Espinoza y otros policías por el asesinato de cuatro personas y pidió cadena perpetua para ellos.

La policía detuvo al esposo de la fiscal con una acusación que luego se demostró falsa. Luego acusó a la fiscal de obstrucción de la justicia, por lo cual está sometida a una investigación interna en el Ministerio Público. Esas son algunas de las presiones que se conocen.

Finalmente, la fiscal Vega se rindió y abandonó el caso. “Tiró la toalla”, graficó el diario Correo de la región.

Ejemplos

Uceda describe varios casos de los muertos en supuestos enfrentamientos. Alexander Fernández fue sacado por la policía de su casa cuando se estaba duchando, según varios testigos. Poco después lo llevaron al hospital muerto, con los dedos cortados y fracturados.

Freddy Rodríguez fue muerto de un disparo en la nuca, a corta distancia, estando arrodillado. Estaba retirando puertas y ventanas de una vivienda. Pero no las robaba, las había comprado, como confirmó el propietario.

Quizás el caso más sonado ocurrió el 27 de octubre del 2007, cuando el trujillano Luis Alva Castro, entonces ministro del Interior, llegó para anunciar que iba a acabar con la delincuencia en esa ciudad. Esa noche el coronel Elidio Espinoza y su escuadrón hicieron honor a las promesas del ministro matando a cuatro delincuentes, según dijeron, en un enfrentamiento en la calle.

De acuerdo con la fiscal que lo acusó y pidió cadena perpetua, basándose en el testimonio de varios testigos, las cuatro personas fueron secuestradas por la policía en diversos lugares y ejecutadas extrajudicialmente en un descampado.

Todo el apoyo del Apra

Elidio Espinoza goza de un irrestricto apoyo de los líderes apristas de la región y de los anteriores ministros del Interior Luis Alva Castro y Mercedes Cabanillas, así como del actual, Octavio Salazar, que fue jefe policial en Trujillo y en cuyo periodo, según Uceda, se empezó a gestar el escuadrón (aunque los asesinatos empezaron después).

Espinoza fue ascendido a coronel fuera de época, el 18 de junio de 2009, por “méritos extraordinarios”, en ceremonia pública, cuando la fiscalía había pedido cadena perpetua para él. El ascenso fue firmado por Mercedes Cabanillas. Antes, el ministro Remigio Hernani se había negado a suscribirlo.

Después, el 28 de octubre, otros policías acusados de asesinatos fueron también ascendidos extraordinariamente y en ceremonia pública.

Cobrando por la “limpieza”

Según la investigación de Ricardo Uceda, esta operación se empezó a montar durante el 2006, cuando el general Octavio Salazar era jefe de región en La Libertad, aunque los asesinatos empezaron al año siguiente.

A Uceda le entregaron una grabación en la que se escucha a un empresario trujillano decir a varias personas que había recibido la visita de una autoridad de la policía, a la que menciona por su nombre (aunque Uceda no lo reproduce) que le ha solicitado dinero para eliminar delincuentes.

Los asesinatos empezaron en agosto del 2007, un mes después de que el gobierno aprista aprobó el Decreto Legislativo 982 que exime de responsabilidad penal a los policías que maten a alguien usando sus armas en forma reglamentaria.

Como se sabe, el general Salazar es el engreído del Apra después de su paso por Trujillo. Fue jefe de la región Lima, director de la Policía defendido por el presidente Alan García en su enfrentamiento con el entonces ministro Remigio Hernani y luego sucesor del mismo Hernani.

Cortinas

Cuando hace algunas semanas el ministro Salazar se enteró de que Uceda preparaba el reportaje, el ministerio del Interior empezó de inmediato a alimentar a los medios de comunicación con informaciones sesgadas acerca de la delincuencia en Trujillo: los hampones se mataban entre ellos, la Policía está realizando un gran trabajo, la delincuencia ha disminuido, etc.

Y luego vino una brillante operación distractiva: el descubrimiento de una banda de pishtacos que supuestamente asesinó a decenas de personas para vender la grasa que le extraían del cuerpo.

Una completa ridiculez, un invento absoluto, desmenuzado por Marco Sifuentes el domingo pasado en Perú.21.

Carlos Basombrío ha formulado la hipótesis de que el absurdo caso de los pishtacos es una cortina de humo elaborada no por el gobierno sino específicamente por Octavio Salazar para ocultar el asunto del escuadrón de la muerte en Trujillo. (“Cortina de grasa”, en el blog Espacio Compartido, http://compartidoespacio.blogspot.com/).

Patricia del Río coincide y exige que Salazar aclare lo de los supuestos pishtacos y el caso del escuadrón de la muerte en Trujillo (“¡Plop!”, Perú.21, 27.11.09).

Consecuencias

Muchas personas creen que asesinando extrajudicialmente a presuntos delincuentes se termina con la inseguridad. Y que la muerte, en el camino, de inocentes y de delincuentes menores no interesa, es un efecto colateral sin importancia.
Eso no solo es aberrante sino equivocado. Hay decenas de experiencias en América Latina que muestran que eso conduce inevitablemente a una expansión incontrolada de la violencia.

Lo que ocurre siempre es que al final quienes compran a sectores de la policía para asesinar rivales y competidores son los narcotraficantes. Y la violencia escapa a todo control y arrasa con policías, delincuentes y personas inocentes. (Ver al respecto los artículos del ex director de la Policía Gustavo Carrión en el blog Espacio Compartido).

Si no se detiene esto a tiempo, será una de las más nefastas herencias que nos dejará el gobierno aprista.

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