domingo, 8 de noviembre de 2009

La caza literaria

Burocracia y talento para lo vacuo nacional
Por Eloy Jáuregui
La Casa de la Literatura del Perú recién inaugurada por el presidente García es un despropósito. Ya tengo la BNP, el INC, el Museo de la Nación y cientos de instituciones públicas de, y sobre, la “cultura”. Cierto lo que decía el filósofo francés Jean Baudrillard, hoy hay que leer lo real en fragmentos. Esquirlas digo yo, y es que en el tema de la cultura, debo decirlo, el Apra atomiza. Aquí ubico una política propiciada desde el Ministerio de Educación: libro es negocio y no cultura. La burocracia del ministro y sus adláteres. Mucho cuidado con cierto alto funcionario del Ministerio de Educación, todo un personaje. No se preocupen, yo asumo mi responsabilidad. Soy profesor, sé con quién me meto. Pero ojo con él.
Digo que la reciente “casa literaria” es como todas las casas museos del fomento, el mero goce estético y demás yerbas en el Perú. ¿Y? Nada. Simulacro, escenificación, parafernalia, bombos y platillos. Más, pantomima, pantalla plana y hueveo (ese deporte nacional del cojudeo sempiterno). Ya lo decía el poeta Víctor Coral en una carta: No funden museos, funden el futuro para los escritores. Un ejemplo. Un escolar a quien le han metido a Chocano hasta en la sopa pasa por esta “casa de la literatura” y se encuentra con un espejo. Pasadista, oligárquica, ruinas de un país monse. Yo digo, estimados lectores, ¿dónde está mi bitácora para ser escritor en este país? Y recuerdo a Vallejo. Insolente Vallejo, trujillano cuasi aprista, poeta cuasi Dios, maestro Vallejo. En cuclillas rumiando sus “broches mayores del sonido”. Trilce dixit.
No quiero casa de la literatura, quiero que emulsionen a los jóvenes escritores y respeten a los viejos. Quiero beca para mi alumno Pérez, para Gómez, para Chuquillanqui, para Emeterio y para Andía. Esa plata que se gastan (uyyy, agarré carne) en las “casas del recuerdo” se debe utilizar en la “Cultura_ RAM”. ¿Cuál? El procedimiento no estanco, sí fábrica. Qué carajo hace un joven peruano mirando la foto de tanto escritor de la melancolía y no observando al escritor del mañana. No conozco a Mario Grande pero le cogí estas líneas en internet: “El lugar de la literatura en el país. Con el Palacio de Gobierno y el Bar Cordano a sus lados, la nueva Casa parece haber creado el lazo entre el Estado y la literatura, entre José Santos Chocano (Soy el cantor de América…) y César Vallejo (Hay golpes…), quienes, en grandes imágenes colgadas en banderolas, aparecen en el frontis del edificio”. Eso, repito, es un museo, no es una casa cultural.
Insisto. No estoy contra la promoción de la literatura del Perú. Pero desde esta columna saludo a todos aquellos que escriben poemas, cuentos, novelas, dramaturgia, guiones para las miniseries, telenovelas, cortos, largos. A los que escriben en sus blogs, en el facebook, en el twitter, en todas las redes sociales. Termino. No quiero pelearme con nadie. Que haya Ministerio de Cultura. Pero óiganme bien, gamonales del siglo XXI. Escribir es limpieza del alma. Escribir es ser decente.

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