domingo, 22 de noviembre de 2009

Filosofía, prensa y twitter

Por Eloy Jáuregui

Pensar es subversivo, escribir (bien) mucho más. Digo yo cada vez que escucho a Savater. Ahora que leo una entrevista del argentino Mariano Dorr a propósito de su reciente libro “Historia de la filosofía: sin temor ni temblor” (Planeta). No estoy proyectando una reseña del libro, explico que en él se trata de un tema –el diálogo– que es esencial para evitar la intolerancia, en el Perú, por ejemplo. Ergo, los conflictos sociales y sus corifeos. Un caso puntual, lo que ocurre en Apurímac. Se pide autonomía, se defenestra al presidente de la región, y los periodistas –en nombre de la libertad de prensa– azuzan el conflicto desde las radios informales y la pobre prensa regional, mete más leña al fuego. Ese viejo gamonalismo atávico que nos habita sobre todo en la sierra sur.

Entre Cusco y Arequipa, el lío por Majes Siguas II es de la misma naturaleza. Conozco Andahuaylas y Abancay. Sé de su sempiterna rivalidad, inútil y que desgasta. ¿Y acaso se le puede exigir a un cacique y sus turbas una pizca de diálogo? Difícil. La filosofía nace, precisamente, cuando estamos en el plano de humanidad, no cuando estamos en un plano de jerarquías sociales. Savater explica que solo en el hecho de conversar, en el libre ejercicio del pensamiento y en la amistad, el quehacer filosófico se convierte en un nexo fructífero. Que ese ejercicio debe trasladarse a los medios de comunicación como obligación ética y moral: Y que la filosofía hoy ya no tiene la plaza pública ni el ágora para el debate sino que se difunde incluso por internet y las redes sociales.

Pero Savater disuelve la traba entre poco conocido vínculo, entre periodismo y filosofía. Cuando explica que la filosofía usa el lenguaje común de la plaza pública. No opera en recintos cerrados, menos en la “Academia”. En principio, nace en la calle, entre gente que no es especialista. Lo cito: “Se trata de gente que va a hacer sus gestiones, y que de repente se para interpelada por Sócrates. Yo creo que eso es importante: hoy ¿cuál es esa plaza pública?: los medios de comunicación, el lugar donde nos encontramos todos. Ya no somos unos pocos miles como los atenienses que se reunían en un espacio relativamente cerrado. Hoy somos muchos millones, así nuestro espacio es el espacio de los medios de comunicación, de la prensa, de los medios audiovisuales, de internet. Ahí está nuestra calle u ágora”.

El filósofo hoy debe dialogar con sus semejantes allí donde están, es decir, en espacios comunes y públicos. Y digo, yo, también en las redes sociales que operan en este momento en el imaginario de tantos jóvenes de Lima y el Perú. En ese diálogo incesante y perseverante que existe con el twitter. Soy “twittero” desde hace un tiempo. ¿Twittero? ¿No soy viejo para esos diálogos? No, jamás, como nunca tuve tantos amigos –varios enemigos–. Savater desde “Ética para Amador” y “Política para Amador”, una conversa con su menor hijo, nos mostró cómo a un adolescente le puede interesar la filosofía moral y política. Y acaso el Perú no sigue siendo ese país adolescente y sin amigos. Por eso es tan fuerte la idea de amistad que explica Savater cuando cita a Aristóteles, quien dijo que “sin amigos, nadie quisiera verse obligado a vivir”.

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