domingo, 1 de noviembre de 2009

Dios debió tomar la pildora del dia siguiente.

Por qué fak Dios no tomó la píldora del día siguiente antes de expulsar al cardenal Cipriani? Y dos más –hasta tres, como cocorocos-, por Rafael Rey. Estos comodines mayores del gobierno de turno pasarían la franela al mismísimo Satán, en un mundo paralelo teológico, sacándole la vuelta a God para impedir temas de control natal y así se toquen menos trompetas celestiales. Ay, la procreación, esa materia divina; Juan Diego Flórez piensa tener un hijo el 2011 –supongo que la ópera lo deja power sólo del estómago para arriba con tanto canto; guarda ahí–, y Alan García Pérez dice que sería irresponsable tener uno a los 60 años, como si él lo pariera, aunque hace la finta. El milagro de la vida es para algunos, y los otros, a mirar nomás. A mí ya me picó el diente; tengo hartos sobrinos, siempre quitándome el celular, además de robarme el corazón bravo. Yo sí quisiera tener un hijo. Un mini master kat que me llene de ámbar todas mis paredes. Que meta el PH en el fondo del WC creyendo que son buques de la Segunda Guerra. Me llenan de ojeras los balbuceos aéreos desciende arañas, de papilla la PC y que todos se dejen de cojudeces, tener un hijo es lo más hermoso del universo (supongo; la experiencia no me cubre). Saldría a rayar los carros con mi vástago. Diríamos –uno repitiendo lo que dice el otro–, que no existe el día de la canción criolla porque tampoco existe el día de la canción amazónica. Tiraríamos rocones a los conductores borrachos que salen en la Dirincri. Meteríamos cabe a pitucas rucas de la corrida, es decir, incendiaríamos Plaza Acho. Le enseñaría que tuve como 4 tablas de skate, y en una puse la fecha de la muerte de una gata. Nos meteríamos con trajes de salsero a fiestas Dark. Saldríamos calatos en las reuniones de los sodalicios. Nos envolveríamos con vendas y acabaríamos en una fiesta israelí diciendo que somos manes ‘franja de gasa’ –liberación–. Yo quiero tener un hijo para que no coma con cubiertos de metal; que agarre los de madera, en Tanizaki stail, y con las manos el pollo a la brasa, de ley. Le consigo un mototaxi en vez de andador. Nada de dulces; sólo cuentos y música y cómics y cine, en los primeros años –su videojuego también, pe–. Claro que de la teoría a la práctica, la realidad te saca el ancho. De eso se trata la vida. O si no, ¿cómo?
autor: Luis Torres Montero

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